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With research staff from more than 60 countries, and offices across the globe, IFPRI provides research-based policy solutions to sustainably reduce poverty and end hunger and malnutrition in developing countries.

Kalyani Raghunathan

Kalyani Raghunathan is Research Fellow in the Poverty, Gender, and Inclusion Unit, based in New Delhi, India. Her research lies at the intersection of agriculture, gender, social protection, and public health and nutrition, with a specific focus on South Asia and Africa. 

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IFPRI currently has more than 600 employees working in over 80 countries with a wide range of local, national, and international partners.

Alimentación en tiempos de pandemia: Realismo sin magia

Open Access | CC-BY-4.0

tiempos

By Eugenio Díaz-Bonilla and Florencia Paz

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El día 2 de junio, el programa de Latinoamérica y el Caribe del IFPRI organizó el evento virtual “Alimentación en tiempos de pandemia: realismo sin magia.” Fue el primer evento general del IFPRI en un idioma distinto del inglés, y es parte del trabajo en apoyo a la población y gobiernos de la región, con el objetivo de ayudar a diseñar e implementar políticas para superar la pandemia en lo inmediato, y, mirando al futuro, para facilitar la necesaria transformación de los sistemas alimentarios de la región. Estos deberán ser más eficientes y económicamente dinámicos, inclusivos y justos, sostenibles en términos ambientales, generadores de dietas nutritivas y saludables, y, claramente dadas las condiciones actuales, resistentes a futuras pandemias.

El evento estuvo moderado por Eugenio Díaz-Bonilla (quien dirige el Programa de Latinoamérica y el Caribe del IFPRI), y contó con un panel de expositores compuesto por: Valeria Piñeiro (Coordinadora Senior de Investigación del IFPRI), Pedro Martel (Jefe de la División de Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Manejo del Riesgo de Desastres, BID), Carolina Trivelli (Investigadora Senior del Instituto de Estudios Peruanos y ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social de Perú), Christian Gomez (Director Asuntos Gubernamentales Globales para Latinoamérica, WALMART) y Rubén Echeverría (Presidente de la Commission on Sustainable Agricultural Intensification, Director General Emérito del CIAT, e Investigador Senior del IFPRI).

Eugenio Díaz-Bonilla mencionó varios temas para contextualizar la pandemia. Primero, América Latina y el Caribe (ALC) cumple un rol central a nivel mundial en cuanto a la seguridad alimentaria (es la principal región exportadora neta de alimentos) y la sostenibilidad ambiental (es un gran sumidero de carbón con sus bosques, fundamental en los ciclos global del oxígeno y del agua, y la reserva principal de biodiversidad). Por ende, las acciones que se tomen en la región en lo que respecta a estos dos temas afecta no sólo a sus países miembros, sino a nivel mundial. Segundo, ALC es la región en desarrollo con mayor desigualdad. Tercero, la desnutrición ha disminuido significativamente (ronda el 7% de la población), pero las tasas de obesidad y sobrepeso son de las mayores mundiales (superando el 50%). Cuarto, tiene una elevada urbanización (alrededor del 80%), pero esas ciudades se encuentran entre las más violentas del mundo (exceptuando ciudades con conflictos bélicos activos, 42 de las 50 ciudades con los mayores índices de homicidios per cápita se encuentran en ALC). Quinto, cerca de la mitad del empleo es en actividades informales. Sexto, con la baja de precios en el ciclo de las materias primas en la última década, la economía ha estado estancada, lo que ha afectado la vitalidad de nuestras democracias, las que deben ser fortalecidas.

En medio de este complejo panorama, el nuevo virus corona ha golpeado duramente a la región. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la región es ahora el epicentro de la pandemia a nivel global.

Los países han reaccionado ante la pandemia con una variedad de medidas: primero en relación con temas de salud; segundo, en refuerzo y ampliación de redes de protección social; y tercero con diferentes medidas para preservar la producción y el empleo.

Valeria Piñeiro presentó estimaciones de la pandemia realizadas por el IFPRI. Dijo que “la crisis se puede analizar en tres fases: impacto, transmisión y mitigación […] en IFPRI estamos trabajando para medir los impactos y diseñar estrategias de mitigación para una recuperación rápida y eficiente.” El impacto está ligado a las medidas sanitarias que llevan a restricciones de movimientos y logística, desperdicios, y desempleo. En la etapa de transmisión, se esperan mayores problemas en las cadenas productivas, con aumentos en las tasas de pobreza e inseguridad alimentaria. A nivel global, los canales de transmisión de la crisis son través de la reducción del comercio internacional, la caída de los precios de productos primarios, el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales y caída del turismo. Una recesión mundial del 5% aumentara el número de pobres extremos en casi 150 millones a nivel mundial (+20%), afectando a todas las regiones. Se esperan deterioros en la dieta debido a la disminución del consumo global de frutas y verduras por las complicaciones de logística y caídas en el ingreso.

Pedro Martel explicó la respuesta del Banco Interamericano de Desarrollo a la crisis, que incluye líneas de financiamiento en cuatro áreas: programas de salud; expansión de las medidas de protección social; apoyo a PyMEs para mantener producción y empleo; y apoyo presupuestario a los gobiernos. Mencionó que en una encuesta del BID a unas 200 mil personas, la mitad ha sufrido problemas de pobreza y el 40 % ha tenido un deterioro en sus dietas. Otras encuestas mostraron que el 61 por ciento de los productores han expresado tener problemas en la producción y venta de sus productos; el 78% sufre problemas de liquidez, y un 64% está teniendo problemas de transporte en la primera milla (dado problemas de pequeños transportistas). El peligro es la ruptura de las cadenas de pago, afectando a muchas empresas pequeñas que brindaban servicios a poblaciones vulnerables.

Martell también analizó los problemas de los sistemas agroalimentarios del Caribe. Estos países están afectados por la caída del turismo y por problemas de comercio, a la vez que se proyecta una temporada intensa de huracanes.

El representante del BID en su intervención final afirmó que “los especialistas en el sector agrícola necesitan abrir su perspectiva y hablar con otras áreas como salud, transporte, educación y otras, para que aprendamos a trabajar en sistemas alimentarios complejos.”

Carolina Trivelli comentó sobre la situación en el Perú. El país se encontraba en una situación económica y social estable, con años de crecimiento sostenido, consolidación fiscal y generación de ahorros; sin embargo, y a pesar de haber tomado medidas temprano, la pandemia ha tenido un fuerte impacto. Perú está entre los diez países más afectados, en parte debido a la informalidad de la economía, que agrava los problemas de contagio.

La primera respuesta de salud fue establecer un estado de emergencia, acompañado por medidas de protección social para aliviar los efectos económicos de los hogares. El 75% de los hogares peruanos ha percibido una transferencia monetaria que alcanza los 220 dólares, y se ha permitido el acceso de los trabajadores a fondos de pensiones y ahorro ante el desempleo, para aligerar el problema de liquidez en las familias.

Aun así, en encuestas recientes la mitad de los encuestados señaló que no está pudiendo sobrellevar el confinamiento por la falta de ingresos. La panelista mencionó que “como es una crisis agregada, las familias tienen pocas posibilidades de recurrir a sus medios tradicionales de soportes, porque por un lado no hay actividad comunitaria como comedores u ollas populares, pero tampoco se puede recurrir a familiares y amigos porque están en las mismas circunstancias. Solo queda el Estado como medio de ayuda.” El esfuerzo fiscal ha sido enorme (entre el 12 y 16% del PBI), pero pudo hacerse porque Perú tiene el espacio fiscal gracias a políticas macroeconómicas prudentes en el pasado, indicó la panelista. Estimó que el contexto futuro es bastante complejo, con una caída entre el 8 al 20% del PBI en 2021, y un incremento en la pobreza (especialmente la pobreza urbana). La recuperación recién se daría hacia el año 2022. Además, Carolina Trivelli, resaltó la necesidad de repensar las redes de protección social porque el impacto negativo de la pandemia va a afectar a otros sectores además de los grupos más pobres atendidos en la actualidad.

Christian Gomez expuso desde la perspectiva del sector privado, basado en la experiencia de Walmart. Esta compañía está presente en 8 países latinoamericanos, con unos 13,000 establecimientos, de los cuales 5000 se encuentran en México. El 80% de las tiendas mexicanas están establecidas en un formato de bajo costo, y con un abastecimiento más simplificado. Debido a la crisis, en las mismas se están promoviendo unos 100 artículos de bajo costo. El panelista también mencionó que Walmart está ayudando con la liquidez de sus 30 mil proveedores, gran parte PyMEs, al acortar los periodos de pago a 7 días durante abril y junio.

En cuanto a la seguridad alimentaria, Christian Gómez notó que distinciones no bien pensadas entre empresas esenciales y no esenciales pueden interrumpir la cadena de suministros de alimentos y limitar el acceso de los ciudadanos a los alimentos, particularmente a los más vulnerables. También notó que, las necesidades y preferencias de los clientes han ido cambiando a lo largo de la crisis, con incrementos en la demanda de equipamiento electrónico y juegos para niños, así como por productos de protección personal (el caso de batas sanitarias, que Walmart empezó a producir en Centroamérica para exportar a los Estados Unidos).

Además, advirtió que la confusión y el pánico puede aumentar las percepciones de escasez y provocar saqueo, aun cuando las cadenas de suministro en Latinoamérica han probado ser resistentes y no se han visto grandes rupturas. Cuando se han presentado (como en el caso de algunas frutas), pudieron encontrar alternativas de abastecimiento.

Rubén Echeverría presentó su perspectiva desde la ciencia, tecnología e innovación. Destacó la calidad multisectorial de los trabajos que se están llevando a cabo en ALC. Previas zoonosis, como gripe aviar, SARS, MERS y ébola, han sido abordadas desde el punto de vista médico, pero esta crisis presenta una oportunidad para que, quienes trabajan en salud humana y en salud animal cooperen más en analizar las interacciones. Esta pandemia mostró la importancia de la trazabilidad de los alimentos, y la necesidad de mayor transparencia en cuanto a la sanidad.

El panelista mencionó que hay que innovar en los sistemas de ciencia y tecnología con una visión de conjunto, que incluya también los enormes desafíos de pobreza, de inclusión, de malnutrición (en todas sus formas, incluso sobrepeso y obesidad), el cambio climático y la degradación de los ecosistemas.

Se necesita mayor inversión en ciencia y tecnología porque estas zoonosis van a presentarse más a menudo, y es mejor prevenir que curar. Muchos países de la región no llegan a invertir siquiera el 1% de PBI agropecuario. Mencionó que obtener resultados toma tiempo, y lamentó que a veces se deja de priorizar el trabajo científico, sobre todo durante crisis presupuestarias.

El panelista resaltó que es necesario fortalecer la cooperación interna dentro y entre los países. A nivel regional, ALC es muy rica en innovación institucional y mecanismos de cooperación en la ciencia agrícola (como ser FONTAGRO). Es necesaria la cooperación entre la investigación de las universidades, de los centros internacionales, los INIA, y compañías privadas.

Finalmente, Rubén Echeverría resaltó la necesidad de atender esta crisis sanitaria y evitar que se transforme en alimentaria. Ello requiere invertir en el mediano y largo plazo, y este es el momento de empezar a hacerlo.

Eugenio Díaz Bonilla, cerró el evento señalando que: “Lo que hagamos como sociedades y gobiernos en ALC va a tener consecuencias enormes para los habitantes de la región, especialmente los más pobres, marginados y vulnerables, con quienes tenemos una gran deuda pendiente, pero también va a tener externalidades fundamentales para el resto del mundo, en términos de seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental, migraciones, y paz y democracia”.

Para ver las presentaciones en detalle, puede acudir a la página del evento en el sitio del IFPRI, haciendo clic en el este enlace. Además, puede acceder a los recursos y análisis del IFPRI relacionados con la cobertura del COVID-19 al entrar en la siguiente página.

Eugenio Díaz-Bonilla es Jefe del Programa de Latinoamérica y el Caribe del IFPRI; Florencia Paz es Analista de Investigación, IFPRI.


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